Para viajar de USA a España, teníamos que tomar dos vuelos. Uno desde Denver, CO a Miami, FL y otro desde ahí a Barcelona.
Así que comencemos por el principio y su primer vuelo. Nuestro vuelo era a las 12 de la noche, por lo que su última comida se la dimos a las 4:00PM y les dimos agua controlada hasta no más de las 8:00PM. Antes de salir al aeropuerto, como 3 horas antes del vuelo, le dimos la pastilla Trazadone, que toma hasta 2 horas en hacer efecto y consideramos que era el momento perfecto para dárselas en un ambiente tranquilo y conocido.
Una vez llegamos al aeropuerto, al momento de hacer el check-in nos pidieron los primeros documentos. Al ser un vuelo doméstico, el certificado médico no lo necesitaban y solo nos pidieron el DOT Service Animal Air Transportation Form , este es un formulario que se ha de llenar y enviar a la aerolínea, en nuestro caso a American Airlines, por lo menos 48 horas antes del vuelo. TIP: nosotros lo hicimos como 60 días antes del vuelo. Una vez lo reciban, ellos generaran una aprobación y un Service Animal ID que te enviaran por correo electrónico y debe ser incluida en la reserva. Esta aprobación dura hasta 1 año. El proceso lo hicimos por separado para cada uno de los perros, e imprimimos el formulario más la aprobación.
Una vez terminado el proceso y ya sin maletas, nos dispusimos a hacer la misma ruta que solíamos hacer con ellos en su fase de entrenamiento. Caminamos todo el largo del aeropuerto y fuimos a las dos áreas de “Pet Relief” disponibles. El aeropuerto de Denver cuenta con un “baño” para perros cerca de las puertas de embarque, así que sabíamos que tendríamos una oportunidad más de llevarlos antes de abordar.
Listos para pasar seguridad
La área de seguridad y todo lo que vendría en adelante, era completamente nuevo para ellos – ya que a esa área nunca accedimos durante el proceso de entrenamiento.
Desde un comienzo, Carlos y yo, habíamos acordado de que esto sería un trabajo en equipo y que cada uno sería responsable de un perro. Al entrar a cada avión, coordinamos como haríamos y efectuaremos cada paso, para complicarnos lo menos posible y ser prácticos. ¡Si, teníamos nervios y ya era una realidad!
Al ser por la noche, el área de seguridad no estaba muy llena, por lo cual el proceso de pasarlo no fue difícil ni demorado. A diferencia de lo que habíamos leído, no hizo falta sacarles ni el arnés ni la correa, cada uno paso con un perro sin problema.
El viaje en tren hasta las puertas de embarque fue un paseo, ya que estaban acostumbrados, y cada vez nos íbamos sintiendo más cómodos.
Antes de abordar, decidimos llevarlos al “baño de perros” pero a ninguno de los dos les gusto, es más al parecer les desagrada estar ahí o el olor – aunque estaba limpio. Optamos no intentarlo más y tomar el siguiente paso, abordar el avión.
Cosimo suele tener miedo a las superficies de metal, y sin bien le atemorizo un poco caminar por la manga del avión, lo logró hacer sin problema. El plan era, ir yo adelante con Artu, acomodarme en el asiento y acomodar la manta en el piso para Cosimo y posicionar a Artu entre los dos asientos. Para que cuando Carlos llegara se pudieran acomodar de manera más rápida y fácil, para dejar pasar a los demás pasajeros.
Nos salió todo más o menos así, pero ¡fue exitoso! No podía creer que estábamos ahí sentados con ellos a nuestros pies, muy tranquilos y relajados, listos para despegar. Para el despegue, me asegure de poner mi pie detrás de Cosimo por si se resbala un poco pero no lo hizo y solo levanto la cabecita para ver si todo estaba bien y se volvió a echar. Artu siempre tranquilo y durmiendo en su trasportín.
Al ser un vuelo de unas 4 horas y de noche, transcurrió de forma tranquila y a oscuras, lo que ayudo a que ellos ni se sintieran o movieran en todo el vuelo. Y así llegamos a Miami, donde sentimos nuestro primer alivio por haber tenido un vuelo súper exitoso.
¡Bienvenidos a Miami!
Tratamos de que entraran al “baño” de perros al llegar pero tampoco quisieron y al no tener comida o agua, realmente no tenían ganas de ir.
Teníamos 5 días más para descansar, aprovechar el sol miamense y recargar energías para el próximo reto – ¡un vuelo de 8 horas!
Como cuando… ¡tus perritos viajan por primera vez contigo!